Nuestra ciudad no es un campo de batalla; es una "zona de rehabilitación estratégica" a cielo abierto. Las obras inconclusas son nuestro nuevo arte urbano, y si la infraestructura parece colapsada, es solo la prueba irrefutable de que estamos avanzando.
Lo más bello de la vida aquí es la eterna juventud de la empresa del agua. Cambia de nombre más rápido que un político de partido: fue CAASA, luego Veolia, y ahora MIAA. El único constante es que el servicio sigue siendo malo, el agua es cara, y en muchas colonias sigue llegando sucia o "por tandeo". La ineficiencia se mantiene, ¡un modelo de negocio a aplaudir!
Pero no se preocupen, MIAA está en Primer Anillo Norte (Av. Convención de 1914) con una misión de ciencia ficción. Nos informan que, para evitar excavar y estropear más el paisaje lunar de nuestras calles, están usando la "innovadora tecnología liner". ¡Milagro! Una técnica para rehabilitar sin necesidad de abrir zanjas externas, que de todas formas nos deja sintiéndonos como si estuviéramos en una.
Este esfuerzo es crucial. El director, Jesús Vallín Contreras, nos garantiza que se está trabajando "para fortalecer la infraestructura hidráulica". ¿El resultado prometido? Un futuro maravilloso con "mayor flujo continuo de agua potable".
La ironía es tan refrescante como el agua que no llega. Para que el servicio sea continuo, eficiente y sostenible, primero debe ser intermitente en colonias estratégicas como Gremial, Industrial, Zona Centro, o Villas de la Universidad. Esta es la lógica gubernamental del progreso: para que el servicio deje de ser terrible, primero debe volverse peor. Además, esto prevendrá futuros costos de reparación, pero solo después de que usted pague una fortuna por el presente.
Aplausos a esta visión estratégica. El verdadero arte de gobernar es hacer que la gente celebre cuando la empresa que les cobra de más les promete dejar de cobrarles tanto... eventualmente. Mientras tanto, disfrutemos del caos.
